Puerto Maldonado es una ciudad típica de la selva: calles en
cuadrícula, anchas, polvo por doquier, siempre a medio hacer y vegetación exuberante.
Los alrededores no están desforestados y desde la altura se confunde el final
de la ciudad con la selva. Esto ocurre en pocas ciudades de la Amazonía.
Como es una ciudad
grande y con edificios bajos, para desplazarse hay que recorrer grandes
distancias y está llena de moto-taxis, motocarros-taxi y auto-taxis. Parece increíble
que tanta gente pueda vivir de esta actividad.
Está situada en un gran meandro del río Madre de Dios, algo
más abajo de la desembocadura por la
izquierda del río de las Piedras y antes de la confluencia del río Tambopata
por la derecha. El nombre se lo dio el cauchero Fermín Fitzcarraldo, el de la
película, que conoció muy bien la cuenca de este río. Le precedió explorándolo
Faustino Maldonado que dejó escrito en un shihuahuaco su nombre y el cauchero le rindió honores llamando al lugar Puerto Maldonado.
No está corroborado pero queda bonito.
La frontera con Bolivia no queda lejos de la ciudad, río
abajo, y otro de los lugares que quiero visitar es Riberalta, ciudad boliviana
que se encuentra en la margen derecha del río Madre de Dios justo en la
confluencia con el río Beni.
De la información obtenida en el puerto de la ciudad, el
descenso del Madre de Dios hasta Riberalta era azaroso y podría tardar entre
tres o cuatro semanas y además quería conocer el estado de Acre. Opté por
desplazarme hasta Iñapari, por carretera, en la frontera con Brasil, y plantearme
luego como llegar a Riberalta.
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