domingo, 4 de septiembre de 2016

033 – HACIA RIO BRANCO: VIAJE ACCIDENTADO

El viaje desde Assis Brasil hasta Rio Branco lo hice en dos tramos. El primero hasta Brasileia, en taxi, como comenté. A unos cuarenta kilómetros de marcha el conductor para rápida y repentinamente. El motor estaba que ardía. Se había roto un trozo de la tapa del radiador.



Hacía un sol de justicia y tuvimos que esperar casi una hora a que llegara otro taxi al que se le mandó recado con otro conductor. No es una carretera muy transitada.
¿Pero no estás en la Amazonía? ¿No había sombras? Ni media. En Acre la única selva que queda son las reservas indígenas. El resto del territorio está desforestado, convertido en praderas para la cría de ganado bovino.
La madera ya se extrajo y lo que queda de bosque está en proceso permanente de quema. Todo el estado huele a chamusquina.

Urubús comiéndose una ternera muerta

En Brasileia, el taxi nos dejó en el lugar en que suelen concentrarse. Justamente había uno que salía para Rio Branco y con nosotros completaba el pasaje. Mientras cargábamos el equipaje salen dos tipos pegando tiros del supermercado de enfrente que lo acababan de atracar. No resultó muy alentador.

Continuamos y cuando llevábamos una media hora de viaje, el taxista se sale de inmediato a la cuneta. El motor estaba que echaba fuego. Le revisó el agua al radiador y no le puso el tapón al depósito. Nueva espera de hora y media.



A la altura del desvío a Xápuri hay un control fijo de la Policía Federal. Nos paran, me hacen bajar y me registran todo el equipaje meticulosamente, sólo les faltó cachearme. Mi identidad no les importó.

El resto del viaje transcurrió de noche. Esto permitió ver la gran cantidad de fuegos existentes que son los que dejan el permanente olor a calcinado.

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