Acre es el estado brasileño más occidental, en la frontera
con Perú. Tras diversos tratados de límites con Portugal, el territorio del
Acre quedó anexionado a la corona española.
Cuando se produjo la independencia de Perú y luego la de
Bolivia, el territorio del Acre quedó para Bolivia. Brasil ya había hecho una
ocupación de facto de gran parte del mismo y lo incorporó al estado de Amazonas
y según la legislación internacional de
la época, el derecho de ocupación tenía validez, así que lo que Bolivia se
anexionó fue una pequeña parte, reconociendo Bolivia, en el Tratado de
Ayacucho, esos límites.
Después vino una rocambolesca historia de independencia del
Acre del estado boliviano con la creación de una nueva nación, la República de
Acre, y su posterior adhesión a Brasil, movimientos siempre favorecidos por el
gobierno brasileño. A Bolivia, nación pobre, siempre le ha tocado las de
perder. Igual le pasó en otras ocasiones, como la salida al mar.
La República de Acre fue proclamada por un español, el
gaditano Luis Gálvez Rodríguez de Arias que vivió entre siglos (XIX y XX) y que ha pasado a la historia por su extraordinaria
aventura.
Bandera actual de Acre, creada por Gálvez
Los colores de la bandera de Acre representan: la paz, el amarillo, y la esperanza, el verde. Los colores fueron premonitorios de lo que ocurriría después. En la actualidad Acre está desforestado. El color verde de su territorio ha sido invadido por el amarillo y es un estado de color pajizo con algunas haciendas, las más antiguas, que comienzan a presentar fenómenos erosivos, tornando el color a rojizo, que es el color del suelo de la selva cuando desaparece la vegetación.
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