sábado, 30 de julio de 2016

005 - EN LIMA

Llegué a Lima según lo previsto. Iberia (línea aérea) me recordó que este era un viaje de aventura cuando en el aeropuerto Jorge Chávez paró la cinta de equipajes y mi petate no había aparecido. Al parecer viajaba en un vuelo diferente que llegaría al día siguiente. Me lo llevaron al hotel. ¡Uf!
Lima como siempre: cubierta de nubes permanentemente, como ya pude observar desde el avión, y un frío húmedo, aquí es invierno, que se te mete hasta los huesos.
Tuve que comprarme una cazadora nada más registrarme en el hotel. Afortunadamente los establecimientos cierran tarde. Eran las nueve y media de la noche.
Lima es la ciudad del claxon. Hay tráfico permanente y mi habitación es exterior... no sirve ni contar ovejitas.



El 28 y 29 fueron las Fiestas Patrias. Festivo total. Sólo abren los restaurantes. Coincidieron con la toma de posesión del nuevo Presidente de la República, PPK (Pedro Pablo Kuczynski). El día anterior pude visitar la Plaza de Armas y acercarme hasta la verja de la Casa de Pizarro (el Palacio Presidencial), pero el día del acto, el centro histórico estaba prohibido para los no invitados tres cuadras alrededor del mismo y debía estar toda la policía de Lima y parte del ejército custodiando el recinto a juzgar por lo que pude ver cuando al final de la mañana se permitió un acceso menos restringido: hasta una cuadra alrededor... pero cualquiera era el guapo que se movía sospechosamente pues había más uniformados que paisanos y de estos la mitad tenían aspectos de polis.




Al día siguiente asistí a la Parada Militar. Entre público y vendedores ambulantes aquello era una auténtica feria-fiesta. Apenas pude encontrar un sitio desde el que poder ver algo. Al cabo de una hora me fui. El desfile duró tres. En la tv del hotel lo pude ver mejor.

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